jueves, 18 de marzo de 2010

LOS HUEVOS FRITOS PRODUCEN PESADILLAS


mi comidica: arroz a la cubana, pero solo con un huevo.

Venga va, que os cuento lo que he soñado. No seré capaz de describiros todos los increibles detalles que ha habido, pero lo intentaré.

Todo comenzaba en la avenida San José, que alguien me regalaba una moto. Quería ir a Tauste con ella y estrenarla de verdad porque sólo la habia conducido por el campo. Por eso, necesitaba un casco. En cuanto me despedía de la persona que me regalaba la moto, veia una tienda de cascos de moto y decidía entrar. De repente, me trasladaba a Santa Isabel y la tienda había cambiado, era una casa vieja y habia un cartel en la entrada que ponía "Dani". No se porqué, entraba y preguntaba "dani?" y me atendía un señor que me decía "si, si, ahora viene ¿pero que querías?" (y yo con lo mio) "un casco para una moto" y comenzaba la locura, de repente era como si me subiera a una cinta transportadora y acompañada del señor, pasaba a otra habitacion que tenia unos cascos de moto muy feos, de lentejuelas azul y rosa brillante, con un adorno que eras unas gafas de aviador viejuno. Todo ello, en una casa que era de pueblo, antigua, de techos altos, con aperos y cosas antiguas en las paredes, todo oscuro (no tenia pinta de tienda, pero decían que vendían de todo). No se como, cambiaba mi acompañante y era una mujer joven, rubia, delgada que me conducía a traves de mas y mas habitaciones, enseñadome la casa como si fuera un museo. Era alargada y una habitación detras de otra, hasta que llegabamos al baño que era una pasada, con una escalera pequeñita que dividia la estancia en dos alturas y que estaba decorada con cristalitos de colores, todo con muchisimos colores. Seguíamos por mas pasillo hasta que llegabamos al final, a una gran habitación, con un balcón que daba al rio Ebro y como estaba anocheciendo y habia luna llena, esta se reflejaba en la superficie del agua y se veia el puente de hierro alli al final. El río, hacía de manera natural una piscina en la parte baja de la casa. La señora me contaba que en ese balcon en los años 20 se hacían reuniones de gente importante y de repente aparecía un monton de gente vestida de gala, con guantes blancos... haciendo una fiesta. Ya nos retirabamos y volviamos hacia la puerta y comenzaban a aparecer chicas, de 20 años o así que corrían todas, contentas, hacia la entrada. Yo también me contagiaba y corría, pero un cachorro de pastor aleman casi me hace caer. Ojo, el pastor aleman, tenía el pelo suave suave, increible los detalles del perro, los ojos, las orejas, la expresion, como me ladraba porque me perseguia para jugar.....Tambien casi me caigo en esa escalera de cristalitos del baño de 2 alturas.
Llegabamos a un patio, oscuro por cierto y nos sentabamos todas en el suelo, que era de piedrecitas. Yo de pie, que era muy incomodo y entraban en el patio un monton de azafatas? con un kit de regalos y todas las chicas "que guay!!!!!" era una mochila y una epilady que se ponian a probarla (¿?) yo pensaba que ya me darían MI CASCO, pero no... la mujer nos sacaba unos papeles que eran un contrato para que los firmaramos, con un monton de datos personales. Las chicas al leerlo, se ponían a llorar porque era un rollo de utilizar nuestro cuerpo para algo de la reproducción, no se si para donar ovulos o para vientre de alquiler, pero sonaba muy feo. Yo me escabullía, rompía el papel y escapaba, pero alli estaban ellas, llorando y la mujer que nos daba los contratos, chillando ¡estais obligadas, tengo apoyo legal!
Me alejaba del patio y como intentaba salir sola de la casa, sin que nadie me acompañaba, me perdía, salía por una puerta, pero no era y me daba cuenta de que me había quedado atrapada en los años 20-30. Estaba en una calle y la gente vestía como "amar en tiempos revueltos" y todo el mundo hablaba educado, los hombres saludando quitandose el sombrero... y ya me he despertado.
Es cierto, si comes huevo frito, no duermas la siesta.

2 comentarios:

alfredo dijo...

años 20; 20 años añorados ejem, ¿el huevo estaba bueno? Esas casas con esos pasillos largos... y tú sin casco, no sé no sé...
Esa maternidad añorado-rechazada obligación y el pastor alemán Balto que te encorre para jugar. Quizá Freud lleve casco

Maite Pérez-Pueyo (Maitentación) dijo...

Me han hecho mucha gracia varios detalles: Una vez, hace pocos años, soñé que iba caminando por un desierto por un camino laaargo. De repente había aparecido un niño de unos 8-10 años. Iba andando, se paró, se dio la vuelta para esperarme, cuando me acerqué me miró sonriendo a los ojos, le puse la mano en la coronilla y le dije "Hola, Daniel, me alegro de encontrarme contigo". Al día siguiente empezé a investigar sobre "Daniel". Encontré algo sobre "El Efecto Daniel" y gracias a ello entendí que me esperaba una sincronicidad que me iba a ayudar. Después, el mismo día, al llegar a la parada de autobús, no había nadie y en el banco alguien se había dejado una Biblia. La abrí por donde me dio, era de Testigos de Jehová y la página que empezé a leer era de "El Libro de Daniel". Entendí el mensaje de golpe, me quedé pasmada con el libro abierto en mis manos, vi que venía el autobús, dejé la Biblia en el banco y di gracias al Universo.

Por cierto, esos cascos debían ser molones, fucsias y con lentejuelas; yo los diseñaría así si pudiera, aunque seguramente se adelantará Lady Gaga. Horteras-horteras a más no poder pero divertidos... Yo los llevaría!!!

Y hay algo más que ahora no recuerdo...